Con un vehemente amor por el coleccionismo, Jack Hurtado nos abre las puertas de su casa y su sueño hecho realidad, el ‘Museo de Coleccionables de Fútbol’. Una historia tan espléndida como los objetos que atesora y exhibe con devoción a aquellos que comparten su mismo entusiasmo.
Por: Gabriel Recalde y Álvaro Palomino
La obsesión de Jack Hurtado por reunir objetos es innata. De juntar tapitas de gaseosa hasta stickers de cuadernos cuando era niño, el álbum de la Copa América Perú 2004 -la ‘’piedra angular’’ de su proyecto- le despertó el interés por construir una exposición de artículos vinculados al fútbol. No fue sencillo darse a conocer. Sin embargo, la clasificación a Rusia 2018 le cambió la vida. Tras cuatro años de haber inaugurado el ‘’Museo de Coleccionables de Fútbol’’, la misma chiribita en sus ojos resplandece dispuesto a seguir ampliando su colección ahora con el Mundial de Qatar en pleno apogeo.
¿Cuándo empezaste a coleccionar?
En el 2012 inicia el camino. Al 2018, con la clasificación al mundial pudimos hacer algunas exposiciones y llegamos al extranjero. Es entonces que decidimos poner la colección en un lugar físico, que es aquí (Av. Mariátegui 1463) y ese año también nos dimos cuenta de que la gente quería comprar las colecciones, pero las piezas del museo no se venden. Por eso, abrimos la tienda ‘’La casa de las figuritas’’ para que los coleccionistas puedan comprar los artículos que traemos de nuestros viajes alrededor de Sudamérica.
¿Cuántos artículos componen la colección?
A día de hoy, son 10 000 piezas. La mayoría están en exhibición, aunque algunas están guardadas al ser más sensibles.
¿En cuánto están valuados?
Ufff. Nosotros, los coleccionistas, llegamos a un punto en el que se pierde la noción del valor de lo que tenemos. Cuando se pierde el control de la valoración económica, cuidamos los elementos según lo que signifique para nosotros.
¿Tu pasión por coleccionar empezó con artículos de fútbol o fueron otras cosas?
Desde que tengo uso de razón coleccionaba todo lo que tenía un principio y un final. Desde tapitas de gaseosa hasta stickers de mis cuadernos. Pero realmente no sabía hacia qué apuntar, hasta que con el pasar de los años mi gusto por el fútbol inclinó la balanza.
Cuando empezaste a coleccionar, ¿tuviste la visión de abrir el museo y las tiendas?
Todo coleccionista tiene la idea de exhibir su colección. Esto porque coleccionar suele hacerse sólo, por lo que uno siente la necesidad de compartir. Mi idea siempre fue hacer el museo y, sobre la marcha, surgió la idea de las tiendas que estamos posicionando. Ahora mismo, estamos entrando en otras provincias para descentralizar el coleccionismo.
Además de coleccionista, eres periodista, ¿qué relación encuentras entre estos campos?
Mucha. Empecé a trabajar en mis primeros años en los medios, pero en un punto decidí apostar por mi proyecto personal, donde aplico los enfoques aprendidos en la carrera para comunicarlo y gestionarlo. Quizás si no relacionaba la colección y las comunicaciones no hubiera llegado tan lejos. A día de hoy estoy enfocado únicamente en mi colección y me va muy bien.
¿Qué piezas has querido tener y no has podido dar con ellas?
Lo esencial del museo son los álbumes de figuritas. Hay uno muy especial que es el primer álbum que saca Panini en México 70. Lo tienen pocas personas en el mundo y está en museos de México y en el de la FIFA. Es muy raro de conseguir. Hoy en día está valuado entre 30 y 35 mil soles. Se podría hacer el esfuerzo y comprarlo, pero apelamos a buscar otros métodos como el intercambio o encontrar a alguien que tenga dos.
¿Tienes ubicado a alguien que lo tenga?
Claro. Hay un peruano joven que vive en Estados Unidos y tiene dos de esos álbumes. Incluso él ha deslizado la posibilidad de que, si en un tiempo se desprende de uno, va a venir con nosotros directamente. También hay un famoso coleccionista mexicano que sabe que nos falta y tiene más de uno. El coleccionismo es paciencia.
¿Por qué dices que los álbumes son las piezas más importantes de este museo?
Porque empecé a coleccionar con el de la Copa América Perú 2004 de Navarrete. Por eso tengo un feeling especial por ellos. Tenemos casi 700 de 25 países distintos y con ellos se ve la evolución de las figuritas. En los años 30’, salían en cajetillas de cigarrillos en Inglaterra. En la década del 40’ en chocolates; en la del 50’, en caramelos y en el 60’, llegan a los sobres que conocemos a día de hoy.
En los álbumes tienes algunas firmas sobre las figuras.
Así es. Como hacíamos muestras en centros comerciales, a veces iban futbolistas ya retirados, y les mostrábamos su figurita y firmaban. La idea es tener todo el álbum autografiado de España 82.
¿Qué sienten cuando se ven parte de una colección?
Se quedan maravillados. Por ejemplo, en 2018, previo al mundial de Rusia, nos visitó Guillermo La Rosa, que en ese momento aún era el último peruano en anotar un gol mundialista. Sintió mucha emoción de verse retratado en la historia y firmó una placa para nosotros.
Y en cuanto a jugadores vigentes, observamos la firma de Lapadula.
Es especial esta pieza. Son las primeras firmas de Lapadula cuando ya había aceptado jugar por nosotros. Él estaba viniendo al país para hacer su proceso de nacionalización, pero, antes de llegar, hace una escala en Panamá y es abordado por un miembro de nuestro equipo que le hace firmar un mini balón y una hoja.
También tienes los guantes de Pedro Gallese.
Sí, son una pieza muy especial de la colección. Son con los que tapó en el empate a cero versus Argentina en ‘’La Bombonera’’. Los sorteó cuando jugaba en Tiburones de Veracruz. Un mexicano los ganó y lo contactamos para repatriarlos y que estén en exhibición.
¿Qué costo tiene la repatriación?
Eso depende de cada coleccionador. Normalmente, lo que nosotros hacemos es el trueque, pero hay momentos en los que queda negociar económicamente para poder agrandar la colección.
¿Cómo se reparte el equipo para conseguir todos estos elementos?
En las tiendas somos un equipo grande, pero el lado del museo lo veo exclusivamente yo. Cuando hacemos exposiciones externas a este recinto ya tenemos fotógrafos, guías, entre otros puestos. Todo esto desde el 2018. El equipo de las exhibiciones somos 5 personas y en las tiendas son 10.
Al ver lo que has construido, con un equipo incluido, ¿qué significa para ti este lugar?
(Suspira) Coleccionar empezó como un simple hobby, pero se convirtió en parte de mi vida. Es mi trabajo hoy día: viajando, buscando y haciendo exposiciones. Es mi sueño y el anhelado por muchos. Al principio, se cerraron muchas puertas porque el fútbol no era visto como un tema cultural en el Perú, pero la clasificación a Rusia 2018 me hizo vivir de mi pasión.
Pasaste de coleccionar tapitas a tener la camiseta de Maradona.
(Ríe) Sí, es la pieza cumbre y una de las más valiosas. Tiene un gran valor partiendo por la firma de puño y letra de Maradona. La han intentado comprar incluso de ‘’La Casa de D10S’’ de La Paternal, Buenos Aires. Sin embargo, no la vendemos porque pesa el valor sentimental.
¿Cómo llega a tus manos?
En una tarde del 2013 por parte de Daniel Peredo. Él fue amigo personal de la casa y conocía la idea de hacer un museo por esos años. Era un fiel recurrente a nuestras exposiciones y la dona diciéndome: ‘’quédatela porque en tus manos va a estar mejor que en las mías y exhíbela que en algún momento va a estar en el museo que sueñas’’.
¿Te han hecho ofertas por la camiseta y la firma del 10?
Me invitaron un 31 de octubre a Argentina al barrio de La Paternal, donde de paso conseguí un trozo de la primera casa que Maradona le regaló a sus padres. Adentro, tenían millones de piezas de la vida de ‘’D10s’’, pero faltaba esta camiseta que es de su etapa de entrenador de Argentina en 2010. Cuando se enteraron de que la tenía, hicieron una oferta que no recuerdo porque mi “no” fue rotundo.
¿Cuál fue el lugar más exótico en el que conseguiste parte de la colección?
Fue en mi primer viaje a Suiza, también en el 2018. El objetivo era conseguir la edición dorada del mundial de ese año. Aquí en el Perú la gente se peleaba por conseguir el estándar y pensé que si traía la ‘’gold edition’’, que solo estaba en ese país, sería una locura para el museo y otros coleccionistas. Zürich fue una locura por la multiculturalidad que vimos.
¿Qué piensas coleccionar de Qatar 2022?
Está difícil la verdad. Por ejemplo, tenemos todas las mascotas conseguidas en los mismos países y la de este mundial no la podemos obtener. Pero de alguna manera vamos a traer un recuerdo de Qatar.