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Todo cuenta: La importancia de la alimentación saludable en el desempeño universitario

Lo sabemos de memoria. Todos hemos escuchado que debemos llevar una dieta saludable para tener un buen estado de salud durante el ciclo vital. Pero, ¿conocemos a profundidad la influencia y las consecuencias de los malos hábitos alimenticios en la vida universitaria? Nexos te recuerda la importancia de una correcta nutrición para el buen rendimiento académico de un estudiante.

Por: Valeria Quevedo

¿Quién no ha visto hasta el día de hoy que la mayoría de productos que consumismos tienen 1 o 2 octógonos negros? Como se sabe, varios alimentos procesados llevan este símbolo para advertir a las personas el gran nivel de azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans que pueden contener. Sin embargo, la ausencia de estos no significa que lo qué se está ingiriendo sea saludable, sino que no sobrepasan los parámetros técnicos. Y es que esta mala alimentación es una realidad de la dieta diaria de los universitarios basada en comida rápida, chatarra y “algo al paso”, qué finalmente repercute directamente en el rendimiento educativo.

Yo conozco los alimentos saludables, pero …

¿Ya desayunaste? ¿Tomaste los 2 litros de agua? Muchos son conscientes de la importancia de alimentarse con una dieta balanceada, cargada de productos saludables y nutritivos qué permitan rendir, especialmente a los universitarios, una larga jornada con energía. Sin embargo, por distintos factores no la buscan.

El cambio de estilo de vida, volverse independiente y adquirir nuevas responsabilidades son algunos aspectos qué cambian al ingresar a la universidad de manera que  influyen en los hábitos alimenticios de los jóvenes entre 18 a 30 años y el consumo de comida saludable pasa a segundo plano. Según una estadística de Endes 2020 (INEI), solo un 11,3% de la población mayor de 15 años consume alrededor de 5 frutas y/o verduras durante el día.

Por su parte, José Rojas Sepúlveda, nutricionista de la Dirección Universitaria de Bienestar de la Universidad de Lima, indica que esta poca atención sobre lo que ingerimos “se debe a la falta de una educación alimentaria, pero también por ser un país acostumbrado a consumir una gran cantidad de carbohidratos, como lo es el arroz con pollo o el ají de gallina, que son platos típicos cargados de ellos, pero sin casi nada de verduras”. 

Además, el licenciado Rojas agrega que, por cuestiones de rapidez y practicidad, muchos estudiantes omiten ingerir una ensalada o un plato más saludable. Sin embargo, existen varias maneras de preparar una comida rica en nutrientes, ya sea considerando las verduras que ya vienen listas para consumir, las opciones de cremas o sopas ricas en nutrientes y diversas modalidades que no justifican esas excusas basadas en los hábitos y costumbres instituidas desde el hogar y aprendidas desde pequeños. 

De igual manera, los estudiantes revelan que una de las dificultades es la carga académica, el escaso tiempo qué disponen con un horario poco flexible, por lo que tienden a darle mayor responsabilidad al estudio que a su alimentación. Más aún, cuando no toman desayuno para evitar una falta por tener que llegar a la universidad a las siete de la mañana. 

Marcela Yataco, estudiante de sexto ciclo de la carrera de Contabilidad, era un claro ejemplo de esta preocupante tendencia. “Estaba en grado tres de obesidad cuando ingresé a la universidad y tendencia a tener diabetes por mi familia, antes no me preocupaba mucho por mi alimentación y solo consumía comida chatarra, ya que siempre andaba cansada y apurada de tiempo. Ahora la cosa es distinta, con la ayuda del Dr. Rojas he logrado bajar 13-15 kg y estar en el rango de lo normal, y gracias a ello he tenido menos estrés y más concentración en las clases”.

Coincidía en algunos aspectos Diego Hernan, estudiante de Derecho también de la casa de estudios: “Por comer lo más sencillo y al paso, descuidé mi alimentación comiendo más comida chatarra y ya no de casa, lo que me llevó a aumentar mi grasa corporal. Es ahí, que busco el servicio de nutrición en la universidad y me contacto con el licenciado. Ahora evito ingerir grasas exteriores y consumo los snacks saludables que brinda la universidad”. Además, agrega que cambiar su hábito alimenticio ha contribuido a su rendimiento académico al tener un mejor estado físico y anímico con más energía, que le permite estudiar y desenvolverse mejor.

En el poco tiempo trabajando en el centro de nutrición de la casa de estudios, el nutricionista Rojas cuenta que ha detectado malas prácticas en los alumnos que pueden desembocar en corto, mediano o largo plazo problemas serios en su salud. “El exceso de estudiar o trabajo por hacer, no comer a sus horas o un tema de contar con un bajo presupuesto en su alimentación que no afecte su bolsillo, son factores que por una errónea alimentación pueden desencadenar dificultades en el aprendizaje, capacidad de atención o problemas en la salud mental como ansiedad o depresión”. Peor aún, cuando las actividades diarias de los universitarios requieren un fuerte esfuerzo físico e intelectual para un mejor rendimiento. 

 No esperar al lunes para comenzar a comer saludable, solo hacerlo

“Uno al mes qué rico es”. Un refrán muy popular, pero que no excusa las malas costumbres de los estudiantes, y después no hay donde parar. Mientras qué por “solo esta vez” se comerá chatarra porque es lo más rápido y barato, se vuelve una práctica común. Porque se omitió el desayuno, y por no gastar mucho dinero y haber pocas opciones en los puestos de la universidad, son la respuesta del consumo desmedido qué ocurre en los universitarios. 

Varios intentan comer sano, pero terminan yéndose por lo más rápido, cuando no necesariamente comer saludable tiene que ser caro. “Es cuestión de consumir productos económicos y nutritivos de acuerdo con el presupuesto de cada alumno, y no alimentos de la calle que solo los llenen. Deben ser entre macronutrientes como proteínas”, agrega el nutricionista Rojas.

¿Acaso recuerdas el último alimento saludable qué comiste? Lucia Merea, estudiante de último ciclo de Psicología, sí lo hace y ahora es parte de esta práctica. Ella se considera una persona saludable qué respeta sus comidas del día y opta por llevar una dieta balanceada, puesto que era paciente con anemia y hemoglobina baja por falta de hierro. “Me estaba alimentando mal al solo hacerlo en dos ocasiones al día, cuando en realidad debía estar ingiriendo cuatro veces. Sentía que comía en exceso, pero por el contrario logré bajar de peso y aumentar mi nivel de hemoglobina de 11.7 a 12.4”.

Alimentarse saludablemente no solo es cuestión de bajar de peso, sino más bien por una buena salud de la persona. Según señala el ex Ministro de Educación, Idel Vexler, “la salud física tiene que ver con una buena nutrición vinculada al funcionamiento de un buen sistema digestivo, que le permita tener energía y regulación del funcionamiento de los órganos de una forma suficiente para que se pueda adquirir y aplicar los aprendizajes que ofrece el sistema educativo”.

De esta manera, “el plan nutricional se adecúa a tus gustos y preferencias, pero desde un enfoque saludable. Con el tiempo uno puede cambiar sus hábitos alimenticios y comer más sano. Yo por ejemplo deje de consumir las gaseosas y las frituras, para ahora ingerir menestras, frutas, verduras y otros productos que antes no los pasaba. El Dr. Rojas es un profesional y lo hace súper personalizado”, agrega Marcela.

No te fue bien en el curso, ¿por qué? 

Ahora es claro que la alimentación influye en el rendimiento académico de cualquier universitario. Y hablar de la alimentación ideal, no es referirnos a una dieta aburrida, ni de una con la que se procure adelgazar. Más bien, es todo lo contrario: una alimentación saludable es aquella qué proporciona los nutrientes y energía necesaria para enfrentar cualquier actividad de un estudiante. 

“Para que una mesa se mantenga firme, requiere de 4 patas que la sostengan. Lo mismo ocurre con el estado nutricional de una persona. Si se deja de alimentar saludable, o ya no toma 2 litros de agua, evita la actividad física, o no cumple con las horas de sueño, la falta de uno de estos aspectos puede perjudicar la salud, y refiriéndose a un universitario, su rendimiento académico”, comenta el licenciado Rojas.

El ex funcionario del MINEDU añade que “los estímulos educativos ingresan a través de los sentidos, por lo que el oído, la vista y otros factores, al no recibir energía de nutrientes, obstaculizan la capacidad del alumno de concentrarse, prestar atención y tener un mejor funcionamiento del cerebro al no procesarse correctamente”.

Vexler sostiene que existen otros factores perjudicados por una pésima alimentación, entre ellos la comprensión, memoria, razonamiento o pensamiento crítico, por lo qué el rendimiento académico es bajo. Bajos de talla, de peso, anémicos; o por otro lado con sobrepeso, pésimos estados de ánimo y malos comportamientos son indicio “de falta de productos reguladores y energéticos”.

Por otro lado, el nutricionista menciona que la capacidad física y mental del estudiante puede afectarse por una mala nutrición y generar enfermedades. Interacción, desenvolvimiento o frustración son claras consecuencias de ello, que de alguna manera impide captar el aprendizaje que está recibiendo; y puede producir ansiedad, depresión, estrés o problemas conductuales al tender a ser más ansiosos o agresivos.

“Con mi alimentación anterior, mi actitud era muy intolerante y molesta, sobre todo con mis familiares. Sentía que no me apoyaban y eran malos conmigo al traer cosas ricas. Ahora ya no, la situación es distinta y los aconsejo en tener mejores hábitos alimenticios”, comenta Marcela.

Diego añade que, “no sentía tanta energía como ahora, bastaba que sean las diez de la noche y ya me sentía muy cansado, o en clases me quedaba dormido y no prestaba atención. Ahora, mi enfoque y mi estado anímico han cambiado y es más estable, tengo más energía y tiempo para hacer más cosas. Incluso, este cambio en mi alimentación me hizo pasar del tercio al décimo superior”.

Esta deficiencia psicosocial originada por las deficiencias nutricionales impacta negativamente en los estudios del universitario, afectando así su potencial intelectual – cognitivo y capacidad de integración a la sociedad con otros compañeros. La falta de motivación, apatía e indiferencia influye en el estado de ánimo y, por ende, en el rendimiento educativo.

Tips para mejorar la alimentación de rutina:

La cantidad esencial que debe consumir un estudiante al día en su etapa universitaria es, en promedio, alrededor de una dosis mínima de 2100 calorías con una dieta rica en nutrientes. “Yo siempre aconsejo a los estudiantes cumplir con ocho elementos importantes para tener un excelente estado nutricional, y en consecuencia rendir correctamente en sus estudios”, comenta el Dr. Rojas.

  1. Ingerir cinco comidas al día: desayuno, snacks, almuerzo y cena.
  2. Respetar el desayuno, que siempre debe incluir una fruta.
  3. Beber abundante agua, mínimo dos litros de agua, y evitar refrescos y bebidas azucaradas.
  4. Realizar actividad física, siempre qué sea posible se escoja la caminata como medio de transporte.
  5. Cumplir con los horarios de comida y no pasarse.
  6. Comer mínimo 5 verduras o frutas en la dieta del día a día.
  7. Preparar snacks o refrigerios saludables para largas sesiones de estudio o jornadas universitarias.
  8. Asistir a un nutricionista para recibir un asesoramiento con un plan nutricional.

ULIMA: Servicio de nutrición

La Universidad de Lima ofrece el servicio gratuito de nutrición de la Dirección de Bienestar a todos los alumnos, docentes y personal administrativo de la casa de estudios de lunes a viernes de 8:00 a 11:00 am y de 3:30 a 6:00pm. Para cualquier consulta, puede escribir al nutricionista José Rojas ([email protected]) o visitar el consultorio de Nutrición ubicado en el 2do piso del pabellón F1 del Centro de Bienestar Universitario.

El servicio consiste en velar por la seguridad alimentaria dentro del campus universitario, por lo que se realizan supervisiones diarias a los concesionarios de alimentos, se valida el menú mensual de los mismos y se brinda la asesoría nutricional al paciente, creándose una historia nutricional para tener en cuenta antecedentes y fortalecer la parte educativa. Asimismo, se realiza una evaluación antropométrica (indicadores obtenidos con un tallímetro y una balanza de bioimpedancia) y se termina con la educación alimentaria junto a un esquema de alimentación.

Todavía falta mucho por cambiar, pero es necesario la creación de una cultura alimenticia en la comunidad ulimeña, como también es responsabilidad del gobierno, entidades educativas y familias. La universidad como las demás deben velar por entregar beneficios, opciones y oportunidades al respecto para un mejor estilo de vida a los profesionales del futuro

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