Los alumnos del Laboratorio de Proyectos Informativos de la Universidad de Lima regresaron a las instalaciones de El Comercio, esta vez para conocer tras bastidores la nueva redacción del emblemático diario.
Por: María Fernanda Simborth
Jorge Salazar Araoz #171 Santa Catalina, La Victoria. Aquí se erige el nuevo fuerte del diario que, por más de 150 años, trae a los peruanos información de primera. Entre sus paredes se forman los periodistas que honran el legado del medio.
En esta segunda visita a las instalaciones del decano de la prensa, los alumnos del Semillero de Periodistas recorrieron los pasillos en donde el periodismo se respira en cada rincón. Movido por la emoción de compartir el ambiente de redacción al que le ha tocado migrar, Mario Cortijo, Jefe de Informaciones del Diario, recordó con anécdotas el pasado de esta noble profesión, e introdujo a los jóvenes los cambios que hoy experimenta.
Entre piso y piso los chicos descubrieron el detrás de cada uno de los diarios que inmortalizan nuestra historia: la redacción de Gestión y de Perú 21, cada una decorada con colores característicos, revelaron el ambiente en el que audaces y comprometidos periodistas utilizan todas sus capacidades para generar contenidos veraces, relevantes y de interés.
Continuando la expedición entre la jungla de El Comercio, escaleras arriba, a la izquierda de donde se produce la revista Somos, llegaron los jóvenes a la sala en donde los esperaban Carlos Salas, subdirector y encargado del área de Transformación digital, y Ángel Pilares, Jefe de Gestión Digital. Con las portadas del día encima de los escritorios aún vacíos por la semipresencialidad, Salas expuso sobre la relevancia de lo virtual en estos tiempos en el que el periodismo se va adaptando. “Hoy la posibilidad de tener feedback inmediato es una realidad. Con la información que obtenemos podemos cambiar titulares, agregar videos o dejarlos tal cual si funcionan. Ahora se nos permite cerrar el círculo de relacionamiento con el lector. Por eso es que buscamos en nuestro equipo gente multifacética, que sea capaz de contar historias en más de un formato, y que conozcan el análisis de la data que producen”, mencionó Salas. Sin embargo, una curiosa acotación que abraza la importancia vigente del “periodismo analógico” es que la última revisión de la edición del día se da en su versión impresa.
Discutiendo esta trascendencia de los métodos antiguos en la difusión de información antes de lo digital y su transformación hoy, los alumnos participaron con preguntas sobre cómo es trabajar actualmente dentro de la redacción, lo que derivó en conocer las memorias de quienes lideran actualmente estos cambios. Más allá del formato, periodistas y editores deben aprender a reconocer la veracidad de un hecho, pues muchas fuentes contactan al diario para divulgar información que, con una exhaustiva verificación, se comprueba su falsedad. Entre los muchos consejos que Ángel Pilares brindó a los chicos, recalcó que “lo que saben hoy quizás no sirva mañana. Se empieza desde cero constantemente. Eso requiere que el periodista tenga la capacidad de aprender todo el tiempo, actualizarse. No pueden confiar en todo lo que ven; más aún en este contexto de infodemia, se debe dudar de todo lo que sale en la web.”
Los integrantes del Semillero de Periodistas de la ULima, luego de tener un acercamiento con el emocionante refugio de las noticias, el pan informativo de cada día y sus dedicados pasteleros, abandonaron la fortaleza del milenario diario con las más altas expectativas, una dosis de realidad de lo que significa ocupar uno de esos asientos en la redacción y ser parte del equipo que perpetúa la historia.