En el marco del Día Internacional de la Danza, Nexos conversa con tres bailarines miembros de nuestra comunidad universitaria sobre una pasión que corre riesgo de ser olvidada tras dos años sin escenarios.
Por: Sebastián Ramírez
En nuestro país existen más de 3 mil fiestas populares al año, muchas de ellas vinculadas con la festividad de un santo patrón y mitos ancestrales andinos o amazónicos. Estas tradiciones son tan importantes que las danzas folklóricas se vuelven protagonistas al coronarlas entre plumas, sombreros, pañuelos y faldas coloridas. No obstante, la escasa presencia de su gran pluralidad nos augura un porvenir desalentador: la desaparición de danzas porque no se difunden, porque no se bailan. Es así que el 29 de abril, rememorando el Día Internacional de la Danza, Nexos conversó con integrantes de la comunidad de la Universidad de Lima, dos alumnas bailarinas y el profesor de danzas oriundas, Angel Huaccachi, para reflexionar sobre la realidad de este arte ancestral frente a dos años sin espectáculos ni escenarios.
“Goza, goza, la tunantada es así, alégrate corazón…”
Los ritmos de nuestro Perú alimentan el alma, son la representación viva de la alegría e incluso la picardía de nuestra contagiosa cultura. A punta de saltos, zapateos o el balanceo de polleras, desfilan ante los espectadores vestimentas llamativas e impresionantes coreografías. Acompañamos a María Isabel Córdova, danzante folklórica y estudiante de la carrera de Comunicación de la Universidad de Lima, a un evento de la Asociación Cultural “Brisas del Titicaca”. Junto a todo su equipo, prepara desde muy temprano los vestuarios y accesorios a utilizar. Se nota su emoción por mostrar, ante un numeroso público, la pasión de su vida: el baile. Pero esta sensación se desvanece cuando una señora se le aproxima para preguntarle: “¿Habrán bailes más conocidos? ¿Marinera, festejo?”
Las danzas oriundas de nuestro país, en toda su diversidad, muchas veces pasan desapercibidas. Así, muchos desconocen del Sara Kutipay, o no se encuentran seguros de haber escuchado el nombre Wititi. La capital del folklore peruano desde 1985, Puno, cuenta con la distinción de más de 350 danzas, de las cuáles son pocas y repetitivas las que la población reconoce. El riesgo de que queden en el olvido estos ejemplares artísticos es aterrador, pues son estos los que interpretan los sentimientos que los pueblos tratan de transmitir. Dentro del baile peruano todo significa.
“Bailando alegre yo te conocí…”
¿Cuántas danzas conoces? Quizás resulte un reto para muchos nombrar diez bailes peruanos. Normalmente, aquellos que aparecen primero en nuestra mente son los huaynos, la marinera norteña, los caporales o algún carnaval que nos atrae por su jocosa melodía. Que una danza resulte más conocida que otra es consecuencia de quienes difunden la cultura: muchos gestores culturales y asociaciones desperdician la oportunidad de colocar, por ejemplo, la danza de Cholones de Rupa Rupa por no ser tan comercial.
Para Gabriela Alfaro, también bailarina y comunicadora en formación de la Universidad de Lima, “hay tantas comunidades que la danza es una forma de alzar su voz para manifestar sus costumbres”. Es por esta razón que resulta importante su revaloración. El danzante trasciende su presentación al ponerse en el lugar de las mismas comunidades y, por minutos, representa y plasma lo que ellos sienten a través de su arte. El docente del Taller de Danzas Andinas y Amazónicas de la Universidad de Lima, Angel Huaccachi, nos comentó que, para él, los bailes nativos que son parte del legado cultural deben salvaguardarse con el tiempo.
“Poco… poco a poco me has querido…”
Somos un país de folklore, somos un país que danza. Bailamos desde épocas ancestrales para afirmarnos, para ofrendar y celebrarnos. El Estado peruano, por medio del Ministerio de Cultura, reconoce más de 64 danza nacionales como Patrimonio de la Nación. Pero el panorama aún requiere de mayor esfuerzo. Se vuelve vital la difusión de estas manifestaciones en eventos culturales, así como su penetración dentro de las escuelas con talleres que resalten la rica variedad artística que tenemos en este ámbito.
Mientras tanto, Gabriela, María Isabel y el profesor Ángel continuarán deleitándonos con danzas originarias para movernos y mover a todo el mundo.