¿Por qué los jóvenes están acostumbrados a aceptar trabajos que exigen más de lo que el contrato indica? ¿O cuyas características no parecen muy formales? Ariana Sissa, estudiante de la Universidad de Lima, realiza una crítica sobre por qué continuar este ciclo es perjudicial para todos los que buscan oportunidades en un mercado tan competitivo.
Todos conocemos lo que supone la explotación laboral: trabajos no remunerados, horas infernales de chamba y maltrato al personal si no se cumple con las expectativas del gerente. Pero hoy venimos a hablar de un grupo escondido. Son aquellos que no violan la ley de manera extravagante, pero que la tuercen a su favor para obtener beneficios sin tener en consideración a su personal. Hablamos de esa informalidad intermedia, que si bien no llega a ser clasificada de ‘explotación’, sí se trata de un trabajo con trato por debajo de la línea de lo “justo y correspondiente”.
¿Cómo sabemos qué estamos frente a la informalidad intermedia? Algunos ejemplos: recibir una subvención de 500 soles en lugar de un sueldo, trabajar “medio tiempo” pero finalmente son 30+ horas semanales, que paguen fuera de planilla o por Yape o, lo peor de todo: que te contraten para un puesto, pero que termines trabajando el equivalente a tres puestos distintos. Esto me llamó mucho la atención cuando conversaba con una amiga, que me comentaba que le pagaban 500 soles por un trabajo a tiempo completo, o cuando otra amiga fue contratada como “community manager” y se encargaba de responder mensajes, crear contenido, hacer campañas de marketing, diseñar piezas gráficas y tomar fotos para una reconocida influencer. Con la cantidad de casos que conocemos similares, surge la pregunta, ¿por qué debemos luchar contra esto?
En primer lugar, no es justo para los practicantes. No hay proporción entre lo que das y lo que recibes. El pago se hace en base a los conocimientos, el tiempo y la reputación, y es importante que, como practicantes, sepamos el valor de nuestros estudios y habilidades. Además, puede ser exhaustivo y nos mal acostumbramos a recibir contratos que no nos valoran, y estamos expuestos a dejarnos tratar en estas condiciones ilegales de trabajo en un futuro.
Por otro lado, este tipo de trabajos cambia la industria laboral para mal. Si uno acepta condiciones laborales que sobrepasan la ley, le estamos dando cabida a las empresas a que sigan ofreciendo estos trabajos. Incluso, si permitimos trabajos en los que una persona cubra varios puestos, en el largo plazo muchos empleadores van a empezar a contratar menos personal y al actual lo van a hacer cubrir actividades que no les corresponden. Estaríamos generando desempleo para un grupo grande que busca oportunidades, y para aquellos que sí logran conseguirlas, estamos empeorando su situación laboral presente.
En síntesis, creo que es importante evaluar con determinado cuidado las ofertas laborales que recibimos, y aun cuando las aceptemos debemos estar atentos a cualquier indicio de incumplimiento de la ley. Está en nuestro derecho hacernos respetar, para poder conseguir un empleo que nos permita vivir tranquilos y nos genere estabilidad económica para poder sustentarnos. Más aún, debemos luchar hoy por un trabajo justo para que las futuras generaciones no tengan que hacerlo.