Con su próximo estreno, el 11 de noviembre, la cineasta peruana cuenta todo el largo proceso que fue hacer la adaptación cinematográfica de la obra cumbre de Bryce.
Por: Marcelo Paredes
Cuando se piensa en grandes adaptaciones cinematográficas de literatos peruanos, pueden saltar algunos nombres a la cabeza. Ahí están las películas basadas en los libros de Mario Vargas Llosa, Alonso Cueto o José María Arguedas, que ya forman parte de nuestra corta, pero significativa, historia fílmica. Entre nuestro universo bibliográfico, se encuentra Alfredo Bryce Echenique, reconocido autor que a mediados de los sesenta comenzó a publicar cuentos y que, en 1970, escribió su primera gran novela titulada ‘Un Mundo Para Julius’.
Sería ese libro el que le daría una enorme fama internacional, convirtiéndose en uno de los referentes de la literatura peruana contemporánea. Es por ese motivo que no debería sorprender que tarde o temprano llegaría a tener un salto al medio audiovisual, llegando a estrenarse en la gran pantalla. En el año 2015 se anunció que el libro tendría una adaptación cinematográfica a cargo de la cineasta Rossana Díaz Costa, quien años antes hizo ‘Viaje a Tombuctú’. Nexos pudo conversar con ella para conocer los detalles sobre la antigüedad del proyecto y cómo fue trabajar en la cinta durante la pandemia.
¿Cómo surge la idea de hacer la adaptación?
Esta es una idea que está más allá en el tiempo de lo que se suele creer. La primera vez que hice un tratamiento de la película fue cuando yo estudié en España hace muchos años, haciendo una primera versión que podría llevarse a un guion. Fue entre el año 2003 y 2004. Es recién en el 2015 que, luego de hacer Viaje a Tombuctú, estuve entre hacer dos proyectos de película: retomar esta idea u otro proyecto. Releí ese tratamiento y es ahí que comienzo a hacer el guion definitivo.
Escribí la primera versión sin saber que me darían los derechos, así que cuando la acabé fue que hice el intento. Han sido dos etapas: una primera en que yo pensé que sería bonito hacer la película sin ninguna posibilidad y luego la segunda en la que sí tenía la aprobación. A partir de ahí ha sido un largo camino. En el transcurso también vas consiguiendo al equipo, así como reescribiendo el guion. Ya en el 2019 es que se pudo comenzar el rodaje con el dinero juntado, que igual no dejó ser ajustado.
¿En qué podría diferenciarse este proyecto de lo anterior que has hecho?
Bueno, primero, a nivel de financiamiento. Se contó con un menor presupuesto a base de fondos estatales (DAFO, Ibermedia e INCAA) que fue suficiente para ‘Viaje a Tombuctú’. Pero este es un proyecto más caro, siendo, además, el primero de época. Los fondos privados fueron los que más me demoró conseguir, ya que el fondo estatal no era suficiente con DAFO. Además, acá es muy difícil conseguir fondos privados si es que no tienes una comedia.
Para Perú es un proyecto raro, debido a que es cultural y al mismo tiempo podría llevar mucha gente al cine. Ha sido gracias a inversionistas y personas naturales que se aventuraron a invertir, además de lo que se logró sacar de fondos del estado tanto nacionales como extranjeros. El apoyo de España fue clave, con la condición de hacer una versión de televisión para ellos, más corta que la de cine.
¿Existe algún tipo de presión por adaptar una obra tan representativa de la literatura peruana?
Desde luego. Sé que apenas se dé el estreno voy a tener que lidiar con todos los “especialistas” en la novela que no entienden lo que es una adaptación. Lo que se verá es mi visión personal de ‘Un Mundo Para Julius’. Ese es el problema con las novelas grandes, porque todos tienen ya imaginado a los personajes y lugares pudiendo ser distintos a lo que yo tengo imaginado. Además, es una novela de 500 páginas, y es imposible que todo pueda llevarse a una película de una hora con cuarenta y cinco minutos. Fue todo un proceso de selección, condensación y transposición, siendo un gran fragmento de la vida de Julius que, en adición, contiene un comentario de mi parte hacia el presente.
La idea es que se sepa que el Perú de los cincuenta se sigue pareciendo al del 2021. Todas las taras de discriminación, clasismo y machismo se dan aún ahora. Por supuesto que no de la misma manera, pero en realidad, esos profundos problemas siguen y se ven en la película. La casa de Julius es como un microcosmos del Perú, en el que conviven tanto ricos como pobres y el niño es un espectador de muchas injusticias. Lo importante de hacer la adaptación es que la gente reflexione de estos temas, que la vean adultos con sus hijos y se pueda generar una conversación. Lo que quiero también es que la gente se vuelva a acercar a la novela, sobre todo los más jóvenes, pues muchos ni la han leído.
¿Qué tan involucrado estuvo Bryce Echenique con la realización de la película?
Él no se ha metido en la adaptación. En un primer momento me ayudó para que pueda tener los derechos porque con anterioridad pudimos conversar, pues le gustó ‘Viaje a Tombuctú’ y también lo conocía por mi lado literario haciendo cuentos. Eso sirvió para que sea más accesible conseguir los derechos. Él ha confiado siempre en el proyecto, entonces no hablábamos mucho al respecto del tema. La conversación iba más por otros lados, como de películas en general (le encantan las películas) y cuando nos juntábamos para almorzar de paso le comentaba cómo iba el rodaje. Nunca ha estado detrás de mí para corregir algo. Sabe que no es cineasta y que una adaptación lógicamente presentará cambios.
¿Cómo ha sido lidiar con los distintos obstáculos de estos últimos años como la demora por la pandemia?
Yo tuve la suerte de acabar el rodaje justo antes del inicio de la pandemia, porque el rodaje finalizó en noviembre. Fue en el momento que estuvimos por empezar el primer corte de edición que todo cae. Luego de estar un mes sin saber qué hacer es que decidimos avanzar de manera remota. Con el editor, Eric Williams, quedamos en que lo mejor era editar en las noches, hasta la madrugada. Hay una mayor lentitud, sumado a los problemas con el internet y la baja calidad de la transmisión, lo que resultó en un proceso tedioso de varios meses.
Es para fines de septiembre del año pasado que los dos cortes (televisión y cine) se terminaron. Para octubre se pasó a la postproducción con Argentina, algo que también complicó el proceso pues había que ceñirse a un horario específico que daban y con las diferencias horarias se me terminó complicando. Terminado eso, es recién el mes pasado que llega el máster y junto a Guarango Cine se pudo gestionar una proyección en una pantalla grande. Arreglamos los errores que encontramos y dejamos todo listo para el estreno.
La cinta es una coproducción con España ¿De qué modo es que llega el interés extranjero para la película?
Fue gracias al coproductor argentino. Él, junto al coproductor español que ve proyectos para televisión, tenía un proyecto aparte. En una conversación le comenta de la película y así accede a trabajar juntos. Fue a través de él que yo hice el contrato con la televisión española. Su presencia fue amigable. Estuvieron antes y después del rodaje, siempre preocupados de que todo salga bien, sabiendo que el proyecto es muy de ellos también. Justo se ha estado coordinando para tener su presencia el momento del estreno.
¿Qué podría esperar la audiencia de esta película? ¿Crees que habrá una respuesta positiva en cuanto a número de asistencia?
Entre la prohibición (y ahora ya disponibilidad) y aforo limitado en las salas de cine, sabemos que no será el estreno que en un inicio se pensó. De todos modos, veo que hay mucha expectativa. Cuando salió el tráiler, la gente lo comentó en redes, compartiéndolo muchas veces y generando una interacción muy orgánica, sin ningún tipo de pauta publicitaria. Ya será cerca al estreno que sí lo publicitaremos mejor.
Creo que también todo se debe al gran cariño que hay por la novela, lo cual podría hacer un público interesante, porque no es una película que normalmente llevaría tanta gente acá. Sabemos que dentro de lo que es la pandemia, los números para el cine – y más aún, para el cine peruano – no son favorables, pero hay que ir con fe a que la gente vaya. Tenemos buenas expectativas.