La velocidad no conoce de edades y la competencia de automóviles más importante del mundo está demostrándolo. Conversamos con el piloto peruano Rodrigo Pflucker para entender mejor este reciente fenómeno.
Por: Sebastián Linares, para el curso de Periodismo Deportivo
“Red Bull te da alas”, dice el conocido eslogan de la bebida energizante más famosa del mundo. Sin embargo, en el caso de la Fórmula 1, es Max Verstappen quien le está dando las alas al toro rojo de Austria. Y es que pocos pilotos de la máxima categoría del automovilismo pueden considerarse unos veteranos con 7 temporadas disputadas en la F1 a sus cortos 23 años. La temporada en curso viene siendo la ideal para él, puesto que por primera vez está liderando a paso firme el campeonato mundial, siendo la mayor amenaza hasta ahora para la tiranía vigente impuesta por la escudería de Mercedes y, en particular, de Sir Lewis Hamilton. En caso obtuviera el título este año, “Mad Max” se podría ubicar entre el tercer o cuarto puesto de los campeones mundiales más jóvenes, estadística en la que se encuentran presentes Sebastian Vettel (temporada 2010), el mismo Hamilton (temporada 2008), Fernando Alonso (temporada 2005) y el brasileño Emerson Fittipaldi, de cuyo título en el año 1972 hablaremos más adelante.
El fichaje y posterior ascenso de Max al primer equipo de Red Bull Racing fue controvertido, pues se convirtió en el debutante más joven en los 70 años de historia de la Fórmula 1, sacándole dos años de diferencia al entonces líder de la estadística, el español Jaime Alguersuari. Muchos consideraron dicha decisión como incorrecta, ya que la escudería venía de perder el título del 2014 y 2015 a manos de Lewis y un Mercedes que empezaba a asomar como la nueva dominante de la competencia. Ahí, Max únicamente contaba un año de experiencia en Toro Rosso (AlphaTauri en la actualidad), el considerado equipo B de Red Bull en la F1 con sede en Italia. Por lo tanto, muchos pensaron que se necesitaba un piloto con experiencia que pueda suplir el vacío dejado por Vettel, quien decidió partir a Ferrari. Creyeron irresponsable darle esa labor a un juvenil. Sin embargo, y a pesar de las evidentes limitaciones que sufría el vehículo ensamblado en Austria frente a su nuevo rival, Max tomó al toro de los cuernos por primera vez el 15 de mayo de 2016 y silenció a todos sus detractores en su primera carrera con el vehículo principal del toro. Terminó llevándose la victoria en el Gran Premio de España, siendo la primera victoria de la escudería desde agosto del 2014, donde Daniel Ricciardo se llevó el triunfo en Spa (Bélgica). Este episodio lo convirtió no solo en el piloto más joven en debutar, sino también en el más joven en ganar un premio de ese nivel, sacándole casi 3 años de diferencia al alemán Vettel, quien ganó el Gran Premio de Italia en 2008 con Toro Rosso.
Quien fue – y continúa siendo – la joven sensación de la competición ha marcado un hito en la Fórmula 1, donde la presencia de pilotos jóvenes en las grandes escuderías viene a ser una tendencia reciente. Si queremos buscar un caso similar al de Max décadas atrás, podemos encontrarnos con el campeonato mundial obtenido en 1972 por Emmo Fittipaldi junto al ya extinto equipo Lotus. Haremos un breve repaso de dicha temporada:
En aquel entonces, únicamente se corrían 12 grandes premios, en los cuales participaron un total de 44 pilotos, entre titulares y suplentes. Emerson, en tan solo su tercera temporada disputando la Fórmula 1, obtendría el primer puesto en los GP de España, Bélgica, Gran Bretaña, Austria e Italia, siendo este puntaje acumulado, junto a los demás podios obtenidos en dicho año, lo suficiente para poder sacarle 16 puntos (en aquella época era una buena diferencia) a su más cercano escolta, el británico Jackie Stewart, quien para ese entonces ya había cosechado nada más y nada menos que dos campeonatos mundiales (1969 y 1971). Así, el nacido en Sao Paulo se volvería el campeón mundial más joven en los 22 años de existencia de la F1. Si bien no fue el más joven de los competidores en dicha temporada, sí fue el menor del top 6 de la competición. Cabe resaltar que en dicho año participaron nombres históricos de la disciplina, como lo son el mencionado Jackie Stewart, Graham Hill, Denny Hulme, Carlos Reutermann, e incluso un joven Niki Lauda, quien completó su primera temporada en 1972.
Vale la pena preguntarnos entonces, ¿Qué semejanzas y diferencias encontramos en la campaña de Fittipaldi del ’72 con la brillante temporada que viene realizando Max Verstappen? Recordemos que la Fórmula 1 fue un deporte fundado por personas acaudaladas, asociadas con las distintas casas automotrices (Ferrari, Alfa Romeo, entre otros). En muchos casos, dichas personas – cuyo promedio de edad bordeaba los 40 años – fueron quienes disputaban las carreras. Es así como, por ejemplo, los campeones mundiales más longevos son el histórico piloto argentino Juan Manuel Fangio, quien conquistó el título con 46 años en 1957; y el italiano Giuseppe Farina, el cual con 44 años triunfaría en la primera edición oficial del torneo en 1950.
Con el paso del tiempo, la evolución de la tecnología y, por ende, el incremento de velocidad que los monoplazas de competición obtenían, los requisitos físicos para ser un piloto de Fórmula 1 fueron incrementando. No cualquiera podría soportar el rigor físico de conducir una velocidad máxima de 370 kilómetros por hora como se puede alcanzar hoy en día. Esto empezó a dificultar que la mayoría de los conductores mayores mantengan la competitividad, puesto que los reflejos felinos con los que una vez contaron se iban deteriorando con el paso de los años. Esto generó que la media de edad de los pilotos vaya disminuyendo progresivamente. Aterrizando a la temporada que nos compete, recalcamos que Fittipaldi no fue el piloto más joven de la grilla de partida en 1972, pero sí el joven sentado en uno de los monoplazas más competentes de la época, como lo era el Lotus. Emerson se unió al equipo en 1970, con tan solo 23 años y sin experiencia previa en la máxima categoría. Esto no era común, pues las mejores escuderías buscaban conductores más experimentados que sean mayor garantía de competencia. Aun así, Emmo mostró toda la jerarquía y, sobre todo, madurez para poder afrontar el reto y salir victorioso.
Y es esta cualidad, la madurez, la que le hizo falta a Max en sus primeras temporadas. Si bien nunca fue un chico arrogante, su desmedida ambición lo llevó a tomar malas decisiones en pista, siendo muy fácil que se frustre o apresure y termine con su monoplaza estrellado contra la pared o con algún pinchazo de goma que lo obligue a realizar paradas innecesarias en boxes. De todas maneras, ¿qué podíamos pedirle a un chico que aún no alcanzaba la base dos en edad y que tenía sobre sus hombros el peso de devolver a la gloria a un equipo 4 veces campeón mundial? Además, sería injusto tirarle toda la responsabilidad al holandés, considerando que su ingreso se dio en medio de la mejor era de Mercedes, cuya superioridad era tal que la única interrogante de cada año era si el segundo piloto de la escudería alemana podría hacerle competencia a Lewis.
Para Rodrigo Pflucker, piloto peruano que ha competido en la Fórmula 4 Sudamericana y la IMSA Prototype Challenge, la principal ventaja de ser un piloto joven del siglo XXI es la globalización de la información técnica y física de la competición. Esto significa que el conocimiento que podía adquirir un piloto profesional de los 70 ‘s era recién a los 26 años, mientras que hoy las promesas de 14 o 15 años la pueden obtener fácilmente desde cualquier parte del mundo, permitiendo que desde muy jóvenes sean altamente competitivos. Sin embargo, Rodrigo comenta que la gran desventaja de la Fórmula 1 actual es el incremento descomunal de los presupuestos que manejan las escuderías. Esto hace que no busquen únicamente en los pilotos a un atleta talentoso, sino que pueda manejar conexiones económicas que le puedan brindar beneficios al equipo. Este es el caso de, por ejemplo, Sergio Pérez, quien cuenta con el patrocinio personal de Carlos Slim, una de las personas más acaudaladas del mundo. O el de Nikita Mazepin, quien obtuvo su asiento en Haas gracias a la fuerte inversión de las compañías de su padre en la escudería con sede en Estados Unidos.
Complementando lo anteriormente señalado, un legado muy notorio causado por Verstappen, y que Fittipaldi no pudo lograr a plenitud, es el contagio a las demás escuderías de apostar por los jóvenes pilotos. Después del debut de Max y ante los enormes méritos obtenidos, empezaron a surgir pilotos promesa que no pasaban los 21 años de edad. Así, tenemos a Lance Stroll como el segundo piloto más joven en participar de un gran premio, tras debutar con Williams en el GP de Australia del 2017 con 18 años; y en tercer lugar se encuentra Lando Norris, quien con 19 años debutó en el 2019 de la mano de la histórica McLaren. A mayor abundamiento, Charles Leclerc se ubicó como el tercer piloto más joven en obtener una victoria, tras su triunfo en Bélgica del 2019 a bordo de su potente Ferrari. Esta tendencia se confirmó en 2019, cuando el promedio de edad de los 20 pilotos alcanzó un récord histórico de 26,5 años, el más bajo en los 71 años de vida de la Fórmula 1. Si bien la parrilla de corredores de hace dos años es similar a la actual, la actual temporada aún cuenta con 10 pilotos que continúan sin soplar las 26 velas. Por si fuera poco, la competitividad en dicho deporte es tan fuerte que cada escudería tiene jóvenes promesas como pilotos reserva en caso necesiten reemplazar a alguno de los titulares, como fue el caso de Alex Albon en Red Bull, Callum Ilott de Alfa Romeo, e incluso un tal Pietro Fittipaldi para la escudería Haas, nieto del legendario Emerson.
En conclusión, es increíble pensar que, a mis 24 años de vida, no he podido obtener mi licencia de conducir por desaprobar la prueba de manejo, mientras que otros, sin siquiera obtener la mayoría de edad como Max, puedan subirse a un monoplaza, dar 66 furiosas vueltas en el Circuito de Montmeló y llevarse el primer puesto en su debut con el toro rojo. Puede haber detractores a la idea de lanzar a la corriente a pilotos sin experiencia por lo peligroso que puede ser el deporte, pero los jóvenes de ayer y hoy han demostrado, y con creces, que están a la altura de la situación y que nadie les regaló nada para llegar a donde están. Este no es el futuro de la élite del automovilismo, es el presente.