¿La historia se repite? El equilibrio informativo en la campaña 2021

Movidas, acomodos y despidos en los medios de comunicación se presentan y agudizan en una interminable espera por saber quién llevará la banda de presidente del Perú. Frente a este escenario, diversos analistas revisan el papel jugado por la prensa e identifican las similitudes con elecciones pasadas.

Por: Mauricio Torres Calle Dávila

Recuerdos de antiguas campañas electorales se vienen a la memoria en pleno 2021: las portadas de los diarios azuzando al miedo, la constante aparición de los Vargas Llosa en los medios de comunicación y la sensación de amenaza a la libertad de expresión podrían hacernos pensar que esta situación ya se ha vivido antes.

Una sociedad polarizada que aún no sabe cuál de los dos candidatos – cuyas ideologías son extremos opuestos – tomará la banda presidencial el próximo 28 de julio es la descripción sencilla del actual contexto político. Medios que parecen haber tomado una posición, dejando de lado los principios de su oficio, reviven viejos temores vinculándolos a uno de los candidatos con el fin de mellar su imagen en beneficio de su contrincante. Verdades a medias, opiniones en lugar de información y movimientos extraños al interior de algunos medios de comunicación generan al público, por lo menos, suspicacias sobre la veracidad de la información.

Tropezando con la misma piedra

Un candidato de izquierda al que una mayoría poderosa teme y la insistente Keiko Fujimori postulando a la Presidencia de la República. Tal parece que hemos regresado 10 años en el tiempo.  

La similitud entre la cobertura periodística de las elecciones presidenciales del año 2011 y la de este 2021 parecen demostrar que en el Perú vivimos en un tormentoso círculo vicioso. El acecho de los medios al candidato de turno de la izquierda, representado en el pasado por Ollanta Humala y encarnado ahora por Pedro Castillo, resulta evidente en las portadas de algunos de los diarios limeños de la actualidad.

Otras cosas tampoco parecen cambiar. El reciente terremoto que sufren América Televisión y Canal N tras el despido de Clara Elvira Ospina, los productores Carlos Fonseca y Carola Miranda, y la renuncia de los periodistas Gabriela García, Carlos Mauriola, Anuska Buenaluque, Daniel Yovera, Carlos Hidalgo, David Gómez-Fernandini, René Gastelumendi y Karina Borrero es una muestra de que los mismos integrantes de los medios son víctimas de esta parcialización. El sociólogo y columnista del diario El Comercio, Javier Díaz-Albertini, conversó con Nexos al respecto, y describe esta situación como un claro ejemplo de “aquellos momentos críticos y difíciles en los que las personas ponen de lado sus valores y al frente sus intereses”.

La salida de Ospina es inevitablemente comparable con la de Laura Puertas en el año 2011. El despido de quien entonces era directora periodística de canal 4 respondió, según narró Rosa María Palacios en diversos medios, “a la humanización del entonces candidato Ollanta Humala en ciertas notas periodísticas”. En el caso de Ospina, su despido fue justificado como ‘pérdida de confianza’ por parte del directorio, algo que agarró a muchos por sorpresa, pues la periodista había sido felicitada por unanimidad las semanas anteriores. ¿Lo más llamativo? El despido se efectuó un par de días después de una reunión de Ospina con la candidata Keiko Fujimori.

En consecuencia, la sorpresiva aparición de Federico Salazar junto a Mávila Huertas en la conducción de Cuarto Poder resultó ser una imagen que asienta oficialmente la posición política de uno de los grupos mediáticos más grandes y antiguos del Perú, El Comercio. “Es un cambio rápido frente a una situación de inestabilidad”, señala para Nexos el analista político Eduardo Dargent Bocanegra. “Todo ello se genera por la variación en la dirección periodística del medio, que fue solucionada con el ingreso de un periodista que en sus columnas de opinión muestra abiertamente una preferencia clara”, agrega.

¿No es entonces un problema que los medios en el Perú asienten una posición política en función de sus intereses? El analista político y periodista de Latina, Pedro Tenorio, señala que siempre que un medio decida apoyar a un candidato, o un ideario, “en tanto lo diga abiertamente y nos quede claro a todos, está en su perfecto derecho”. En su opinión, el problema surge cuando “se invoca una objetividad que, en la pantalla o en el periódico, no se nota”.

“Es inevitable que se tome una posición”, indica el periodista José María “Chema” Salcedo para este medio, “y seguirá siéndolo a nivel de la prensa privada siempre que los medios de comunicación sientan amenazados sus intereses”. Esta situación sería fácilmente comparable con las elecciones presidenciales de Donald Trump versus Hillary Clinton el año 2016 en los Estados Unidos, en donde Salcedo indica que “veía CNN, veía los canales de televisión y los periódicos más importantes, y todos tomaron posición porque consideraban que Trump era una amenaza contra la democracia”.

Desde otra perspectiva, Dargent señala que esta situación es complicada por razones democráticas, “porque no se garantiza una competencia igual”. Él asegura que no tiene problemas con que se desnude una campaña como la de Castillo, pero que“la sensación que da, es casi como una pelea de box en la que se han metido otros a pegarle solamente a uno y no buscan hacer lo mismo con el otro contendiente, y esto es problemático”.

Esta sensación la recoge un reciente estudio de opinión publicado por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), que evidencia, según Dargent, que “hay una percepción clara de que los medios, especialmente los de la capital, se están inclinando hacia una candidatura, la de Keiko Fujimori”. Los resultados de este estudio arrojan que un 79 por ciento de la población percibe que los principales medios de comunicación favorecen a la candidata del partido Fuerza Popular.

Portadas con segunda

Los diarios chicha son tal vez el mejor ejemplo de modificación de la opinión pública a través de portadas en el Perú. Los titulares de los años ‘90, comprados por el régimen fujimorista, sugeridos por Alberto Fujimori y finalmente dictados por Vladimiro Montesinos demuestran la capacidad de una portada tendenciosa (o abiertamente falsa) de influir en el juicio de los lectores.

En la actualidad, ciertos medios plantean en su primera página titulares que buscan orientar la opinión de la ciudadanía y que, de acuerdo con Pedro Tenorio, no han traspasado la línea de la veracidad, pero sí “han cargado más la opinión que la información”. Pero, ¿qué hay detrás de este accionar? Lo único claro es que el uso indiscriminado de portadas para mellar la imagen de Pedro Castillo es la mejor evidencia de que, como menciona Dargent, “existe un gran interés oculto tras los medios que puede influir en su línea editorial”.

“Que puedan influir [en el voto] es muy relativo”, menciona ‘Chema’ Salcedo. Para explicar la posibilidad de que los medios influyan en el sufragio, Dargent hace referencia a la campaña electoral de los 90 señalando que Fujimori incrementó, en la segunda vuelta, cerca de 35 puntos porcentuales con respecto a la primera, alcanzando así los 66 puntos. Además, indica que “Vargas Llosa ganó con 31 por ciento en la primera vuelta y en la segunda tuvo 34, lo que demuestra que casi no ganó nada a pesar del apoyo de los medios”.

¿Libertad de expresión en riesgo?

La compra de medios durante el gobierno de Alberto Fujimori parece ser, para la periodista e investigadora María Mendoza Michilot, una “reedición distinta” de lo que sucedió con la prensa en gobiernos como el de Leguía, que cerró La Prensa en el instante en que las publicaciones de dicho diario no le favorecían. “En esta oportunidad fueron los medios quienes decidieron sojuzgarse ante el gobierno, acudiendo a reuniones con Vladimiro Montesinos en la salita del Servicio Nacional de Inteligencia del Perú (SIN)”, agrega para Nexos.

“No es necesario volver a los 90, sino al hecho de que la lideresa de Fuerza Popular no haya hecho una reflexión sobre el control de medios que se dio en ese entonces”, señala Dargent. Como menciona Chema Salcedo, culpar a Keiko de que “en la época de Montesinos y Fujimori se les ponían a los periódicos los titulares es una barbaridad, porque en democracia las responsabilidades son individuales”.

A ello se le suma la carga generada por la decisión de impulsar en el año 2018, con la mayoría parlamentaria de Fuerza Popular y junto al aprismo, la denominada “Ley Mulder”, que tenía como fin regular la publicidad estatal en la teoría, eliminando la posibilidad de que se difunda información relevante para la ciudadanía en medios privados. En la práctica, esto se convirtió en un intento de amedrentamiento a los medios masivos, lo que para Díaz-Albertini representa “una manera de controlar la libertad de expresión”.

Por otro lado, el ideario presentado por Perú Libre al Jurado Nacional de Elecciones (JNE), es para Chema Salcedo “inequívoco” en materia de libertad en los medios de comunicación, pues pretender moderar los diarios a su favor atenta directamente contra la libertad de expresión. Sobre ello, Pedro Tenorio señala que en el partido que respalda a Pedro Castillo se cree que “los medios tienen que estar supeditados a un fin social, a objetivos que el Estado en determinado momento trazará y a controles que el Estado establecerá en nombre del pueblo”.

Esto último representa para Tenorio una imagen cercana a lo que se ha visto en otras “democracias de papel, en dónde se invoca al pueblo y se intenta controlar a los medios de comunicación”.Según Dargent, el problema de Pedro Castillo es “no poder reconocer el valor de la libertad de expresión en sí misma, ni entender que no es algo que se use para avanzar su agenda política”.

Sin embargo, a pesar de los pros y contras que poseen ambos candidatos en este asunto, para Chema Salcedo “poner en el mismo nivel a la líderesa de Fuerza Popular y el líder de Perú Libre, en materia de libertad de expresión, no es proporcional”. Pues, como señala Pedro Tenorio, “a diferencia de Keiko Fujimori, quien ahora ha salido a decir que ha entendido el mensaje y que va a realizar planteamientos para que su gobierno no sea de Fuerza Popular sino convocante, que son cosas que habrá que ver, el señor Pedro Castillo repite en todos sus mítines consignas contra la prensa”. Sin embargo, las reacciones de ambos candidatos después de los resultados de la segunda vuelta no parecen responder a lo mismo.

Solo queda esperar a que la prensa no olvide su verdadera función: ser el cuarto poder independiente que sirva a la ciudadanía y la democracia, sin ataduras o intereses de por medio. Habrá que estar vigilantes.

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