Entre críticas y gestiones cuestionables, la más reciente gala de los premios Oscar tuvo algunas sorpresas, con más de una ganadora de la estatuilla dorada haciendo historia. Esta ocasión especial invita a analizar la presencia o ausencia de realizadoras mujeres en la industria cinematográfica.
Por: Marcelo Paredes y Diana Dávila
Si bien muchos podían augurar que el 2021 sería otro periodo atípico para Hollywood, pocos habrían apostado que sería la temporada en la que el mundo del cine diera el primer paso para deslindar de una histórica trayectoria como industria carente de representación femenina. La fila de escándalos por acoso sexual, las denuncias de diferentes casos de desigualdad salarial y una sistémica marginación de las mujeres que no posaban ante una cámara ya llamaban la atención de los espectadores. Sin embargo, cuatro años después del nacimiento del Me Too y otros movimientos sociales que abogan por el reconocimiento del talento femenino en la producción de cine, los Premios de la Academia se salen del libreto no solo nominando a dos mujeres en la categoría de mejor dirección, sino haciendo ganadora a una de ellas.
Es así como, el pasado 25 de abril, la ceremonia más esperada por los aficionados del séptimo arte destacó a las directoras Chloé Zhao (Nomadland) y Emerald Fennel (Promising Young Woman), quienes tuvieron la oportunidad de disputar el galardón más codiciado por todo cineasta. En esta oportunidad, Zhao logró convertirse en la segunda mujer de la historia en llevarse la estatuilla en la categoría a la mejor dirección. Una victoria que solo fue vista en una mujer por primera vez con Katheryn Bigelow quien, hace doce años, se llevó la estatuilla y el premio a mejor película por su trabajo en The Hurt Locker (2009).
Aún con los casos puntuales de éxito, no es difícil reconocer el perpetuo sesgo que ha caracterizado durante años a los premios Oscar. Una ausencia que probablemente fue silenciosa en los años dorados del cine tradicional, pero que hoy resulta abrumadora, injusta e insoportable. Sobre ello, Melina León, directora de cine peruana, recientemente reconocida por su labor en la cinta Canción Sin Nombre (2019), critica la existencia resiliente de una normalizada fuerza machista dentro del rubro audiovisual nortemericano.
“En el cine, la mujer como realizadora está atrapada en un círculo vicioso. Puede tener los estudios y un buen proyecto entre manos, pero rara vez encuentra un espacio para crear curriculum, mucho menos uno para destacar”, declaró para Nexos.
Y es que haber visto a Chloé Zhao recibiendo la estatuilla carga detrás una longeva ausencia de directoras cuyo trabajo era merecedor de reconocimiento. Sin ir muy lejos, el año pasado la controversia estuvo también presente cuando la Academia excluyó a Greta Gerwig de las nominaciones a pesar de que su largometraje, Little Women (2019), figuraba en la contienda por el premio a mejor película y guión adaptado. Una situación que, en su momento, suscitó un fuerte pronunciamiento a favor de la paridad en la temporada de premios por parte de Tom Rothman, presidente de Sony Pictures Entertainment.
Tiempos de cambio
A pesar de que la problemática de la desigualdad de género se mantiene vigente en diferentes ámbitos de la industria, es importante reconocer que el año más convulsionado para el consumo de cine trajo también un incremento de la presencia femenina en las producciones cinematográficas. Según lo expuesto por el portal Statista, las mujeres directoras en Hollywood pasaron de representar el 13% del sector a ser el 18%.
Esto sin contar el crecimiento percibido entre las mujeres que ocupan otros cargos en la realización audiovisual. Entre productoras y editoras, la página española de estadísticas encuentra un porcentaje atípico en comparación con otros años. Este es un factor que también hace eco en los Oscars, rememorando el premio a la mejor banda sonora que la compositora Hildur Guðnadóttir obtuvo el año pasado por Joker (2019), así como la nominación de hace un par de años la directora de foto Rachel Morrison por Mudbound (2017), dos categorías tradicionalmente premiadas predominadas por hombres.
¿Y el cine peruano?
En el escenario local, el panorama para las cineastas no es muy diferente. Según el estudio realizado por Augusto Tamayo para su libro Financiamiento, distribución y marketing del cine peruano (2018), solo el 11% del mercado nacional está ocupado por mujeres. A pesar de ello, en los últimos años hemos tenido señales contundentes de cambio. Un ejemplo de ello son los últimos casos de éxito en una corriente de cine más comercial, No me digas solterona (2018), de Ani Alva Helfer, llevó más de 50 mil espectadores a las salas de cine y Joanna Lombardi con Soltera codiciada (2018), llegó hasta la plataforma internacional de Netflix.
Por otro lado, si miramos las producciones con un corte más alternativo y dirigido a públicos como el de la Academia, encontramos a casos destacados como Las malas intenciones (2011) de Rosario García Montero; Madeinusa (2005) y, por supuesto, La teta asustada (2009) de Claudia Llosa, esta última marcando un hito al ser la única cinta peruana en lograr una nominación al Oscar por la categoría de mejor película extranjera.
Uno de los últimos ejemplos destacados del liderazgo femenino en el cine peruano fue, precisamente Canción Sin Nombre (2019), cinta reconocida en numerosos festivales internacionales y la cual terminó representando al Perú en la preselección de candidatas al Oscar. Si bien es cierto que su película no logró un espacio entre la lista oficial de nominadas, Melina León ve su proyecto como una victoria en el camino hacia la equidad en la industria peruana.
“Mientras la discusión esté presente en la agenda, podremos cambiar más cosas para las cineastas peruanas. Es innegable que las cosas han evolucionado con el paso de los años, pero no podemos dejar de preguntarnos: ¿será suficiente? ¿realmente estamos mejorando? ¿Esta situación se debe a que no hay películas o a un contexto machista?¨, señala León.
No cabe duda que, estos últimos años, la presencia de movimientos como Me Too, han generado la presión necesaria para enfocar la atención en una industria con mayor equidad. Si bien es cierto que queda mucho camino por recorrer tanto en el ámbito local como en el extranjero, debemos reconocer que los pasos pequeños se vuelven grandes cuando desembocan en situaciones atípicas como la de este convulsionado 2021. En ese sentido, ahora con la victoria de Chloé Zhao se esperaría que se marque un nuevo hito en la historia de Hollywood, así como un rol más predominante de la mujer dentro del arte cinematográfico, uno que no se quede únicamente en una tendencia del momento para tranquilizar a la opinión pública.
