Nuestros navegantes se ganaron la clasificación a la SSL Gold Cup en Suiza, un evento único en su formato, gracias a su reconocido desempeño a nivel mundial. Nexos conversó con el capitán de esta Selección, Stefano Peschiera, y con el tripulante Jean Paul de Trazegnies, para conocer más sobre esta importante iniciativa internacional.
El mundial de fútbol se juega cada cuatro años, compiten los mejores de cada uno de los 32 países que clasificaron. Los equipos se encuentran en llaves hasta la final, donde se define al Campeón del Mundo. Así como en muchos otros deportes, se trata de una ecuación simple. Pero en la vela esto es distinto. Nunca ha tenido una copa mundial de ese estilo, sus estrellas a veces pueden competir solas, en parejas o en grandes tripulaciones, pero sin una camiseta que los una a un país. Así, nuestros veleristas fueron escalando en los ránkings mundiales, protegiendo títulos individuales y llenando de orgullo, medallas y copas al país. Este esfuerzo personal se ha convertido en la llave para una oportunidad única y valiosa para el futuro de esta disciplina en el Perú.
Hoy, los 56 países mejor posicionados en la vela preparan, como nunca, seleccionados nacionales con sus top once veleristas, para competir en un proyecto que busca simbolizar la primera Copa Mundial de la vela, la cual se desarrollará en Suiza entre mayo y junio del próximo año. Gracias al reconocido desempeño de nuestros navegantes, Perú obtuvo una plaza situándose en el puesto 36. Nexos conversó con Stefano Peschiera y Jean Paul de Trazegnies, capitán y seleccionado, respectivamente, para conocer más sobre la Star Sailors League (SSL), una idea que busca modificar la forma como vemos este deporte náutico, proponiendo un encuentro cada cuatro años.
Un deporte complicado
Entender cómo funciona la vela competitiva no es algo fácil. Hay competencias con botes iguales, conocidos como one design, donde el perdedor de la última regata podría ganar el campeonato. Hay otras de veleros más grandes, donde cada embarcación es diferente y el último en llegar a la meta podría terminar por obtener el mejor tiempo, todo debido a diferentes fórmulas matemáticas llenas de variables y bastante confusas. Hay Mundiales, pero por categorías. Hay equipos que ganan torneos internacionales, pero son tripulaciones con navegantes de múltiples nacionalidades. En el caso peruano, la Federación Peruana de Vela (FPV) sería lo más cercano a la “Selección”, a simple vista, pero en realidad cada quién se concentra en su propia modalidad. Es como si habláramos de un equipo de atletismo, donde se selecciona a los integrantes según cada disciplina en específico.
Teniendo esto en cuenta, hay que entender cómo funcionan los rankings. En el caso del fútbol, por ejemplo, se busca seleccionar a los mejores de cada posición en el equipo. En el caso de la vela, cada modalidad tiene su propio ranking y si bien todas comparten aspectos comunes de navegación, cada bote tiene sus propias formas. Hay quienes son los mejores en clases individuales, mientras que otros son parte de equipos campeones, en veleros más grandes. En otras palabras, las estrellas brillan por sí solas y juntarlas no es tarea fácil. Muy a pesar de estos obstáculos nació la idea de crear un “mundialito” de vela, como lo explica Stefano Peschiera. Esta es la Star Sailors League Gold Cup.
Un mundial para todos
“El concepto es el de una regata de veleros como si fuera un partido de fútbol digamos, con cámaras de distintos ángulos y un formato fácil de entender. La vela no es un deporte fácil de descifrar, pero con el formato que se le ha dado, lo han vuelto menos complicado” explica el capitán del equipo. Como se trata de selecciones de once, donde nueve navegan y dos son suplentes, se optó por un bote altamente competitivo y grande: los SSL47, de 14 metros de largo. Todos los equipos competirán en barcos idénticos, logrando desaparecer las complicadas fórmulas de hándicap; aquel que llegue primero a la meta, gana. “Esto generó muchísima audiencia, muchísimo público al que le interesaba más ver esto que ver regatas y campeonatos convencionales”, añade Stefano.
Pero el gran obstáculo fue el ranking, con el cual se hizo la selección de los equipos. Construir uno a nivel mundial es muy complicado por las diferentes clases. Pero la organización de la SSL logró crear una fórmula global para determinar a los mejores veleristas, incluso dándole espacio a categorías que no son olímpicas, pero que tienen gran llegada, así como modalidades desconocidas. “Entran clases como el sunfish que no es tan reconocida internacionalmente, u otras que nosotros no sabíamos que existían de Nueva Zelanda, Australia, Indonesia, la Polinesia. Ahora pueden entrar personalidades a ese ranking que antes no tenían siquiera un ranking internacional porque no eran reconocidas. Esto hace que sea mucho más diverso y le he dado oportunidad a mucho más navegantes”, explica Stefano.
“Creo que es una súper oportunidad para la vela, para cada uno de nosotros. Y en la vela, oportunidades como estas no hay muchas. Son únicas”, comenta Jean Paul. Ambos navegantes concuerdan en que este proyecto tiene el potencial de democratizar este deporte y fomentarlo, generando una competencia constante que obligue a los veleristas a escalar en el ranking y mantener su desempeño para ser parte de una Selección. Tal cual sucede con otros deportes. Además, al simplificar el formato e invertir en la promoción del evento, como lo está logrando la SSL, los tripulantes peruanos creen que esto pondrá nuevos ojos en este deporte náutico.
“Este equipo va a ser como la cúspide, la organización motiva que haya un semillero y está empezando a ver maneras para que la vela sea mucho más diversa en el país y que cualquier persona, sin importar su nivel económico, tengan capacidad de probarse y de probar el deporte”, añade Stefano. Como explica el capitán, en la vela los equipos suelen ser armados de manera cerrada y por personas con mucho dinero, poniendo obstáculos a muchos veleristas y dándole gran peso a la variable económica. “Lo que hace este proyecto es darles la oportunidad a los mejores navegantes sin importar su situación económica para representar a su país en igualdad de condiciones”. Ya no ganará la mejor inversión, puesto que la directiva de la SSL se encargará de todos los gastos para nivelar la cancha y dejar que el mejor equipo gane.
De la individualidad al equipo
“Todos venimos de botes de una sola persona u otros pequeños de dos personas. Fue totalmente distinto”, explica Jean Paul. Él es medallista en Sunfish, una de las categorías más populares en el país y Sudamérica. Por otro lado, Stefano representa al Perú en Láser, una clase olímpica y altamente exigente, también solitaria. Ambos han pasado por diferentes modalidades a lo largo de su vida, pero mayoritariamente navegando solos. “Navegar con un grupo tan grande se hizo bien difícil al comienzo. Todos tuvimos que aprender desde cero, tratando de borrar lo que teníamos en la cabeza lo que era navegar”, agrega el tripulante. “Cuando se navegan botes grandes, la química y la comunicación dentro del equipo es muy importante, así como también el comportamiento en el ‘vestuario’, que es básicamente la conducta fuera del agua”, menciona el capitán.
En el seleccionado nacional, acompañan a Stefano y a Jean Paul, Joaquín Razetto, Augusto Nicolini, Alonso Collantes, Renzo Sanguinetti, Nicolás Schreier, Christian Sas, Eduardo Cano, Luis Alberto Olcese y Javier Arribas. Ellos fueron seleccionados por sus logros individuales y ahora deben funcionar como equipo. De hecho, más allá de los entrenamientos, en octubre se realizó un Test Event de la SSL en Suiza, lugar donde el equipo peruano participó en regatas de práctica. “Hemos podido medirnos contra los mejores países del mundo en botes grandes. Y eso fue algo muy bueno de aquella experiencia. Fue increíble. Creo que hicimos una muy buena chamba en pocos días, sumando varias horas en el agua y en un bote que es muy exigente tanto física como mentalmente”, comenta Stefano.
Con esa experiencia positiva, el equipo peruano tiene hasta mayo del próximo año para practicar lo más posible, preparándose para lo que será el primer mundial realizado bajo este concepto. “En esta copa la diferencia no va a ser un tema monetario, no va a ser un tema de botes. La diferencia va a ser el equipo humano y creo que Perú tiene un súper equipo con personas muy capaces”, comenta Jean Paul con mucho positivismo. Esta competencia tendrá una serie de llaves, donde las diferentes tripulaciones tendrán competencias similares a los de los grupos iniciales del Mundial de Fútbol, pasando por etapas hasta la final. Sin embargo, los países con mejor posición en el ranking estarán fijos en llaves internas, ‘esperando’ a los primeros puestos de las etapas iniciales. Es decir, cada grupo será altamente competitivo porque se enfrentarán selecciones de similar nivel, siendo los ganadores los que se enfrenten luego con los equipos más fuertes.
Lo interesante es que, al realizarse el ranking según las capacidades individuales de cada navegante, la realización de un ‘equipo de las estrellas’ es todo un reto. “Esto una mezcla de personalidades y también de tipos de navegantes. Eso es lo divertido, pues cada país tiene que lidiar con esto y creo que así es más justo para los deportistas de veleros chicos, dándoles esa chance de poder navegar en botes grandes, que es una experiencia increíble y distinta”, comenta Stefano. “Siempre he visto mi futuro en la vela, navegando en embarcaciones pequeñas, en botes de uno dos personas. Y a nivel competitivo, solo había eso. Pero ahora veo el competir en veleros grandes como una oportunidad y como parte de mi futuro en este gran deporte”, finaliza Jean Paul.